Me considero un soñador, emprendedor, líder y, sobre todo, una persona con empatía hacia el prójimo. Trato de dar siempre lo mejor de mí, aunque nadie lo note. Mientras mi integridad y mi paz interior no se vean afectadas, estoy tranquilo. Siempre digo la frase "Si vas a hacer algo, hazlo bien hecho". Sí, soy algo perfeccionista; cuando tengo un reto o algo que no cuadra, puedo pasar días sin dormir con tal de resolverlo y que todo quede bien. Sé que todo lo que sucede es consecuencia de lo bueno o malo que hacemos, y depende de uno mismo saber actuar y reconocer que todo lo que nos sucede depende netamente de nosotros, no de terceras personas. Debemos enfrentar nuestros miedos y, si fallamos en algún momento, saber afrontar todo como venga. Un amigo una vez me dijo "La vida patea, pero sigue". Mientras haya vida, todo es posible.

Mucha gente me dice que soy muy ingenuo, que confío mucho en las personas, incluso en aquellas que nunca he visto. No puedo juzgar a una persona así porque sí; prefiero depositar mi confianza en ella, y si falla, será su problema, no mío. Obviamente, no volvería a confiar en esas personas porque ya tengo una experiencia que puedo sustentar. La confianza es un sentimiento irremplazable y, una vez perdida, no se puede recuperar porque siempre existirá la duda hacia alguien que falló. Pero, más allá de que me fallen o no, creo en un mundo mejor, un mundo lleno de empatía, donde ninguno trate de ser mejor que el otro. Entiendo que la única rivalidad es con mi "yo" interior, al trabajar en ser un mejor ser humano cada día. Halar, para el mismo lado, nos lleva al éxito total en cualquier ámbito que identifiquemos esa palabra, "éxito".

Soy una persona creyente; desde pequeño me inculcaron la religión católica y sigo esa escuela de pensamiento. Sin embargo, también he aprendido que el camino hacia Dios no es una religión, sino la forma en que llevas tu vida. He tenido la oportunidad de trabajar con personas excelentes, con distintas escuelas de pensamiento como cristianos evangélicos, mormones, testigos de Jehová y más. He logrado entender que no somos diferentes; seguimos al mismo Dios y no tenemos tiempo de buscar qué camino es el correcto. Lo realmente importante es tener un objetivo claro.

Me encanta enseñar, compartir mis conocimientos, experiencias y pensamientos. Trato de que mi ejemplo, en lo poco que he vivido, ayude a los demás a subir ese escalón y a conseguir los objetivos que se han propuesto. A conseguir todos esos sueños que deseamos. Estimado lector, si has llegado hasta aquí, te agradezco mucho. Créeme que poder hacer esto ha sido uno de mis objetivos, y espero que te guste. Recuerda que, si deseas, puedes dejar tu comentario en la parte de abajo. Estaré muy gustoso de leerte.

¡Gracias y éxitos!